Los emprendimientos gastronómicos están sujetos a la lógica de los caprichos de la moda y a los cambios de hábitos y del favor de los clientes por múltiples razones.
También sucede que nuevos dueños de un negocio establecido, demoren en tomar el pulso de los gustos de sus clientes habituales o en ajustar sus expectativas con las de los clientes potenciales. O simplemente puede haber un cambio radical en los gustos del público, imposible de prever.
Ante estas situaciones, es aconsejable considerar un replanteo general de los servicios ofrecidos, en procura de un reposicionamiento favorable del negocio.
Cuando se planifica con inteligencia, un relanzamiento, regenera expectativas en los clientes habituales, despierta interés en los potenciales y posibilita en fin, la oportunidad de ampliar la afluencia de los clientes en general.
Una vez movilizadas esas energías, el desafío profesional consiste en lograr que el local, la carta y el servicio, cumplan con las expectativas inspiradas y cooperen para hacerlas perdurar en el tiempo.

