El menú de un evento suele ser definido por pocas personas, pero tiene que ser del gusto de muchos invitados.
Por eso, en lugar de inclinarse por gustos extremos o demasiado particulares, es conveniente considerar productos de reconocida aceptación para la mayoría de los asistentes.
Una estrategia exitosa, consiste en emplear productos sencillos y poner énfasis en presentaciones originales.
Otra, es emplear productos originales con presentaciones sencillas.
Se trata de armonizar y consensuar sabores y paladares, no de imponerlos ni enfrentarlos. La idea es atraer al invitado y –una vez logrado su interés– confirmar en su paladar lo que la presentación del plato le había prometido.
El objetivo es el disfrute de los asistentes a la reunión, en eso consiste el lucimiento del anfitrión y a eso apuntan permanentemente las recomendaciones del Cocinero